El modo de actuación de las esencias florales se diferencia fundamentalmente de cómo lo hacen los fármacos.
Las esencias florales no contienen substancias físicas de la planta, sino que contienen todo su potencial energético.
El ser humano además de su cuerpo físico, posee otros cuerpos más sutiles que son los que reaccionan con el potencial energético almacenado en cada una de las esencias.
Cada esencia responde a un potencial energético diferente que define determinado modelo de comportamiento o arquetipo.
Al tomar la esencia adecuada, se produce una reacción en el potencial energético desarmonizado, de modo que tomando repetida y regularmente esa esencia, poco a poco dicho potencial se corrige y se produce la armonización.
Esta armonización conlleva a que la actitud anímica negativa desaparezca, dándole a la persona, la posibilidad de reaccionar de forma positiva. Las flores de Bach desarrollan su sutil efecto en el cuerpo emocional, tratando aquellas emociones que reflejen actitudes anímicas negativas.
Siempre que las esencias se elijan correctamente y se tomen con regularidad producirán el efecto esperado, aunque la persona que las tome, mantenga una actitud interior crítica ante las flores o no crea, en absoluto, en sus propiedades.